viernes, 31 de julio de 2009

Relatos de una Sílfide (II)

(Continúa el relato...)
-Bueno. ¿Me vas a hacer daño o no?
Había estado por lo menos cinco minutos contemplando a la sombra moverse. Parecía que iba a tardar años en dar cualquier paso, así que por lo menos Victoria quería saber qué pretendía en monstruo o lo que fuera.
-¡¡Que no te voy a hacer daño, joder!! Qué pesaita la niña, ni que fuera un violador o algo. -Eso último parecía decírselo a sí mismo.
La chica miraba a todos lados, aturdida. Quería salir de ahí, y poder irse a cualquier lugar, pero no podía. Y ya que no podía escapar de su secuestrador o de lo que fuera ese ser, tendría que distraerse con algo.
-Al menos... dime qué eres.
-¿Yo? -Una risa gutural hizo que resonara toda la cueva. Se aferró la muchacha a una roca algo afilada que estaba a su izquierda, y se cortó. -Yo soy alguien temible, alguien que hará que te asustes muuuuuuuuuuuucho.
Cuando la joven se estaba empezando a creer lo que le decía su receptor, comenzó a atar cabos. Si fuera tan malévolo, no le importaría salir a la luz y dar aún más miedo.
Se le ocurrió un plan, pero temía que saliera todo mal y que en realidad aquel ser guardara un plan secreto para ella. Igualmente, suspiró hondamente.
-No creo que me asustes. Si fueras malvado te hubieras mostrado y me hubieras matado.
Victoria puso los brazos en forma de jarrón, sonriente. Eso era un ataque frontal contra aquel ser. Esperaba que se mostrata y ver algo oscuro, pero en iguar de eso, contempló la sombra de lo que fuera aquello. Estaba temblando.
-Vaaaaya... así que te he pillado.
-¡Cierra el pico! No te mato porque eres Libertad. Todos dependemos de tí.
La muchacha se acercó unos pasos, sin ver ningún cambio en su raptor. Comenzaba a pensar que se estaba volviendo loca.
-A ver... ¿Qué significa eso?
-Significa que, con tu ayuda, podría salir de aquí, de éste lugar que me tiene prisionero. Eres nieta de Edwina, un elfo de la noche.
Esa noticia no le era a ella demasiado sorprendente. La verdad es que ya lo sabía. Su madre era semi elfa de la noche, y su padre un humano. Ella contenía restos de la sangre élfica, y por eso su tono de piel tenía una tonalidad de azul oscuro muy tenue. No era del todo humana, eso se podía ver en su piel.
-Bueno, ¿Y qué?
-Que Edwina era la más íntima amiga de Slyeth, mi señora. Una sílfide.
Sílfide. Ese nombre le era familiar a Victoria. Ella conocía a esa raza por el nombre de ninfas, las criaturas que guardan la naturaleza. Eran avispadas y muy temidas en su pueblo, ya que el rey Earoth retó a Sathalf, la sílfide de las flores.
Igualmente, eso era lo de menos. Quería ver a su secuestrador, a la persona que la tenía retenida contra su voluntad ahí...
-... Déjate... ver... -Susurró.
Y, sin hacerla esperar, comenzó a oir pasos lentos y poco audibles. Ella pensó que quería parecer poco temible, pero luego, sin dar crédito a lo que veía, descubrió que no era precísamente eso lo que hacía que no retumbara el suelo ante sus pisadas.
Era pequeño, muy pequeño. Llevaba un sombrero azul, el cuerpo amarillo, y... y era...
¡¡Era una cría de pollo!!
Victoria, sin poder evitarlo, se tiró al suelo con los brazos cruzándole el estómago, sin poder contener su ataque de risa. Aquel ser que tenía una voz tan horrible no era más que un simple pollito. Era algo realmente absurdo, y desternillante.
Sin embargo, a la cría de pollo no le sentó nada bien.
-¡¡Libertad!! -Gritó -. No es momento de burlas. Mi cuerpo es así porque estoy hechizado... -Dio media vuelta, y la cueva se iluminó. Una flor comenzó a crecer del suelo. Tendría que tener unos cincuenta centímetros de radio. Cada pétalo tenía un tono azul celeste pálido, y en el centro levitaban unos cristales en forma de lágrima.
-Escucha Libertad. Tienes que ayudarme a encontrar a mi ama. Si no lo hago, yo... yo me quedaré aquí para siempre, y ella... ella...
Victoria se reincorporó. Hacía rato que se había dejado de reir, y estaba embobada mirando los cristales. Sacudió la cabeza y miró al frente.
-¿Ella... qué?
-Ella lleva enviándome mensajes mediante el agua que cae de la lluvia. Está muy mal. -Se giró para mirar a la muchacha a los ojos. -Me hechizó Thronok, un silfo que ha engatusado a mi querida ama y ahora la tiene prisionera. El poder de mi señora emaba de sus lágrimas, y por eso la está sometiendo a grandes torturas. -Se le heló la sangre a Victoria al oir eso. -Si no le detenemos pronto... morirá.
Fue entonces, y sólo entonces, cuando Victoria se dio cuenta de que su sentimiento de huida estaba ligado con todo eso. Debía partir junto al pollo o lo que fuera, y ayudarla.
Sin saber por qué, derramó unas lágrimas por Slyeth.


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¡Hola a todos de nuevo! He tardado en actualizar, lo sé, pero es que he tenido mucho lío con todo... xDD.

Pronto el blog estará a punto.
Para los que estéis leyendo mi relato: ¿Qué os ha parecido? ¿Chocante o no? xDDD La idea del pollito se me ocurrió con el estilo del blog y demás, pero bueno...

Sé que no se me da bien el humor, pero bueno, ahí lo dejo.
Éste relato no sé si extenderlo. Igualmente, por ahora escribiré otras cosas que se me vengan a la cabeza ^^.



¡Nos vemos! Pío pío xD.

1 Gotas parlantes:

Fremont dijo...

Muuuu bonita la historia lo del pollo me parti xD no pensaba eso.
ya hablaremos pio pio xD

 

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